Ubicado en la zona de Monte Alto, el gimnasio Hércules forma parte de la historia del popular barrio coruñés por derecho propio, ya que por él pasaron numerosas generaciones de niños enganchados a las películas de Bruce Lee y David Carradine allá por los setenta, y adultos deseosos de aprender los secretos de las artes marciales. Uno de aquellos críos fue precisamente Enrique Santos, que pasó de ser alumno y aprender las técnicas de origen chino, a convertirse luego en monitor y desde hace tres años a propietario.
Aunque todas las actividades que se ofrecen en el gimnasio “tienen su público”, el karate continúa siendo la actividad estrella y casi la seña de identidad del Hércules, que acaba de incorporar también total barre, “para ayudar a mejorar postura corporal, equilibrio, estabilidad, firmeza, resistencia muscular, elasticidad, flexibilidad y conexión cuerpo-mente, mezclando pilates, barra de ballet y fitness”, mientras continúa creciendo el interés por las clases de defensa personal femenina, convertida desde hace algún tiempo en una de las más demandadas.
“La ofrecemos como parte de nuestro programa anual, pero también como taller intensivo de tres o cuatro sábados”, explica Quique, que recalca que el objetivo es “que las alumnas se sientan más seguras y sepan prevenir el ataque y defenderse de él”.
El punto de inicio es inculcarles que “lo más importante es tratar de evitarlos siempre. Por eso, el primer consejo que les doy es chillar ¡fuego!, que es lo más efectivo para que la gente que lo escuche preste atención y les ayude; y el segundo, intentar huir”.
“Luego les enseñamos algunas técnicas para repeler la agresión, evitar el ataque y dar algunos golpes que sean efectivos para poder desembarazarse del atacante y echar a correr. En definitiva, queremos que aprendan a defenderse”.
En el taller intensivo, al que acuden mujeres de todas las edades y condiciones físicas, se enseña “lo básico, algunas llaves, proyecciones, golpes con codo o rodilla…”, pero Quique insiste en que lo fundamental es “aleccionarlas para salir del apuro en el menor tiempo posible y que puedan escapar”, mientras que el curso anual posibilita la práctica, “y hacerlo habitualmente es la forma de que luego nos salga de manera natural” dice. Por eso, muchas alumnas como Eva Ponte Ribeiro (en las fotos durante una clase con Quique Santos) empiezan apuntándose a un taller y terminan pasándose a la actividad anual.
Texto: Ana Iglesias // Fotografías: Bruno Rodríguez @brod_a_secas // Vídeo: Sabela Freire
Club Hércules: C/ Camariñas, 9, 15002 A Coruña · 646 02 14 81