Caldas siempre fue un punto obligado de tránsito para los peregrinos portugueses y para los extranjeros que entraban en Galicia por Tui y por os puertos de Baiona, Vigo y Pontevedra, siguiendo a Santiago por el trayecto marcado por las dos vías romanas, la XIX y la XX, que atravesaban la provincia de Pontevedra.

Fruto de este pasado, hoy es uno de los municipios que más recorrido tienen en el Camiño Xacobeo Portugués, representando el final de la etapa cuatro y el comienzo de la quinta. Este trayecto por la geografía de esta villa termal empieza en la parroquia de Arcos da Condesa y discurre por el centro de Caldas hasta las parroquias e Bemil, Carracedo y San Clemente.

A su paso por el casco urbano, los peregrinos atraviesan el río Umia, sobre el puente de Ferrería, bajando por delante de las Burgas hasta la Rúa Real y el Puente Bermaña, donde aún se conservan numerosas casas blasonadas y el aire medieval del puente de factura romana.

Además, dada la importancia de este lugar en la historia de la tradición xacobea, la iglesia de Caldas está dedicada a Santo Tomás Becket, debido al paso de este como peregrino a Compostela.

De la misma forma, numerosas son las citas que escritores y personas reconocidas dejaron en los escritos sobre el Camino Portugués de esta villa, tales como el Padre Sarmiento, que destaca los lugares de buena comida en Caldas, así como la mención al agua caliente, los ríos y el hospital de San Roque, que acogía y curaba a los caminantes.